Estimated read time: 5-6 minutes
This archived news story is available only for your personal, non-commercial use. Information in the story may be outdated or superseded by additional information. Reading or replaying the story in its archived form does not constitute a republication of the story.
Está bien, no eres un pésimo marido. Pero hay ciertas cosas horribles que sin duda no quieres que se metan en tu matrimonio. Tu mujer se merece algo mejor que un esposo con cualquiera de estos diez hábitos desagradables.
1. Ponerse a criticar
Por favor, ten cuidado y no caigas en la trampa de criticar a tu esposa. Elige ver lo bueno en ella. Elógiala por todas las cosas que ella sí hace bien. La próxima vez que quieras decirle algo que no te gusta de ella, cámbialo por un elogio sincero. Le encantará.
2. Querer controlar todo
Aunque no lo creas, no siempre tienes razón. Y de hecho, tu bella esposa es bastante buena para tomar decisiones por cuenta propia (y normalmente toma muy buenas decisiones). Entonces deja de sentir que debes controlar adónde va, qué está haciendo, cuánto dinero está gastando y otras cosas. En vez de estresarse con eso, trabajen juntos, en equipo, alentándose y apoyándose mutuamente. Deja que tu esposa sea ella misma, y dale alas para que vuele.
3. Tratarla como un objeto sexual
¡Por favor, maridos! Sus esposas no son sus juguetes sexuales o un objeto para complacerlos. Son sus esposas, sus mejores amigas y sus reinas. Una esposa merece el mayor de los respetos, especialmente cuando se trata de la intimidad sexual. Nunca dejes de respetar su persona y su cuerpo, trabaja para generar una conexión emocional y confianza antes de pensar en compartir la intimidad sexual con tu esposa. El sexo puede ser la cosa más unificadora, gratificante y hermosa de un casamiento cuando los cónyuges se tratan con respeto.
4. No darle ni la hora
Tienes esposa. ¡Qué afortunado eres! Por favor, no te olvides de ella. No estés demasiado ocupado para llamarla, escribirle un mensaje o reconocerla cuando entra en una habitación. La próxima vez que la veas, dale un gran abrazo y dile que la amas. Hazle saber que ella es tu primera prioridad poniéndola delante de todo – del trabajo, del tiempo que pasas con tus amigos o viendo un partido importante. Siéntate en el sofá y habla con ella. Cuéntale de tu día, tus pensamientos, tus preocupaciones y tus experiencias divertidas. Cuidado, puede que de repente sientas chispas volando por todas partes.
5. Decir malas palabras
Vamos, muchachos. Ya no son adolescentes (e incluso en aquel entonces, no había nada de cool en decir groserías). Cuidado con lo que dices. Trabaja para eliminar el hábito de insultar, y elimina esas palabras brutas y groseras de tu vocabulario. Puede que te sorprendas ante todas las demás palabras que se pueden usar para expresar tus sentimientos. Tu mujer se merece escuchar las palabras de un caballero, no de un mocoso. Cómprate un diccionario. Bueno, no tanto, pero trata de usar palabras nuevas. Tu esposa quedará maravillada y los demás pensarán que eres mucho más inteligente.
6. Ver pornografía
Esta es una forma cierta de arruinar tu matrimonio, tu vida y tu futuro. En pocas palabras, no mires pornografía ni dejes que tus ojos se queden merodeando adonde vayas. Mira adentro de ti y decide elegir un mejor camino. Si estás atrapado en el desagradable hábito de la pornografía, busca ayuda de un profesional (hay muchos recursos excelentes a los que acudir). Búscate un consejero que te pueda ayudar a iniciar el proceso de liberarte de esa adicción. Tienes que desear el cambio para ti mismo y para aquellos a los que amas. Por lo tanto, escarba profundo y decide qué clase de vida realmente quieres.
7. Tener demasiadas expectativas
Lo último que tu adorable esposa necesita oír es que ella no está a la altura de tus expectativas irrealistas. Por favor, no compares su cuerpo, sus habilidades para manejar el dinero o sus cualidades como madre con las de fulana y mengana en la calle. Con el tiempo, tus comparaciones destruirán su autoestima. Opta por ser amable y paciente, por perdonar y ser flexible. Cuanto más resaltes sus cualidades positivas, más naturalmente comenzará a estar a la altura de esos elogios y a convertirse en la mujer que deseas… y más todavía.
8. No ayudar con los quehaceres domésticos
¿En serio? Puede que aportes la mitad de los ingresos, o incluso todo el dinero, pero eso no te da derecho a relajarte en el sofá mientras tu esposa limpia, ordena y lava la vajilla todos los días. Mejora y ofrécele ayudarla. Limpia el retrete (sí, ese que usas todos los días), lleva las compras o vacía el lavavajillas (ay, qué horror). Tu esposa y tú son un equipo y deben trabajar juntos para crear la casa de tus sueños.
9. Perder los estribos con frecuencia
Eres un adulto. Gritarle a tu mujer no es apropiado, efectivo ni útil. Pegarle está totalmente fuera de los límites. Enfurecerse, agredirla, arrojarle cosas y amenazarla son formas de abuso. Puedes aprender a controlar tu temperamento. Puedes aprender a responder con calma y amor. Cuando lo hagas, tu mujer se sentirá segura contigo y le encantará tu compañía.
10. Mentiras y engaños
Si crees que puedes escaparte con esa ricura del trabajo y que tu mujer nunca lo sabrá, te estás engañando a ti mismo y te darás cuenta de una manera muy desagradable. Y para ser honestos, incluso si tu mujer nunca se enterase, seguiría estando mal. No tires por la borda todo lo que realmente importa por un instante efímero de placer. Elige ser honesto. Elige ser fiel. Honra esas promesas que le hiciste a tu novia en el altar. Ella lo merece, y más todavía.
Ahora bien, si detectaste alguno de estos hábitos desagradables en ti, no te mortifiques. En vez de eso, escoge mejorar y cambiar. Establece hoy un rumbo que te llevará, junto a tu esposa, hacia ese matrimonio “feliz para siempre” que siempre quisieron.
Este artículo fue publicado originalmente en nurturingmarriage.org. Fue publicado nuevamente aquí con el permiso correspondiente.Aaron y April son los fundadores de Nurturing Marriage, un sitio web dedicado a fortalecer parejas. A ellos les gusta jugar al fútbol americano con sus dos pequeños hijos, ver deportes, comer cereal tarde por la noche e ir a comprar yogur co